Cuaderno de bitácora de un viajero a lo pasado de la ciudad que le vio nacer. Pequeñas cápsulas del tiempo, pequeñas curiosidades que voy descubriendo en el papel de los libros y periódicos de aquellos que fueron testigos de otro tiempo, y que con estos artículos vuelven a la luz. Quedan invitados a acompañarme en este viaje.

domingo, 6 de enero de 2008

La caldera del portugués ó el estandarte del Corpus. 1384. 4ª parte

Para terminar con esta serie de entradas, dedicadas a los orígenes de esta curiosa historia de la caldera y el estandarte, quiero dedicarle una líneas a una parte de la leyenda sobre "o cavaleiro Gil Fernandes" publicada por Rocha Martins (1879-1952), en su quinto volumen de los catorce que editó, con el título de "Legendas de Portugal", a finales de los años 20.

El hecho que vamos a ver no está fechado en el libro, pero yo lo sitúo, a riesgo de equivocarme, dentro de la primera guerra con Castilla del rey Fernando I, y más concretamente en 1369.

Era una época en que ya empezó a ser conocido Gil Fernandes por tierras de Badajoz, gracias a sus razias.

Resumo el suceso que nos cuenta Rocha Martins:

Gonçalo Mendes de Vasconcelos, fronteiro do Alentejo, organiza una emboscada a las tropas que defendían Badajoz, y para ello, convence a Gil Fernandes para que, con 40 hombres a caballo, fuese a Badajoz a provocar la salida de los castellanos. Él se ocultaría en la Torre de las Palomas con sus huestes. Conforme el plan, esperaba lanzarse contra los Castellanos cuando les persiguiesen.

Gil Fernandes avanzó sobre Badajoz, al paso, como si nada, y al llegar a las puertas encontró a los centinelas, que lo quisieron detener. Arremetieron contra las murallas que circundaban la ciudad, pasando a todo galope. De lo alto de los muros del segundo circuito los centinelas dieron la alarma y Gil Fernandes al frente de sus cuarenta compañeros, gritó:

-S. Jorge! S. Jorge e Portugal!

En vez de sonar un gran grito de respuesta, evocando a Santiago y Castilla, se hizo el silencio.

Lo consideró un despreció el silencio del enemigo, enfureciéndose.

Delante de aquellas enormes murallas, los portugueses, apenas armados con espadas, continuaban desafiantes en línea de batalla. Aguardando que de lo alto lloviesen las flechas, se colocaban a distancia.

Veían a los castellanos dentro de sus garitas, ninguna flecha silbaba.

Se decidió a acercarse más, cuando de repente, las puertas se abren y los escuadrones castellanos salen hacia ellos.

Les aguantaron la primera arremetida, pero entonces, Gil Fernandes da la orden de retirada, siendo perseguidos.

Llegando a la Torre de las Palomas salieron las huestes de Gonçalo Mendes de Vasconcelos, consumándose la emboscada.

Bueno, he querido comentar este suceso ya que me llamó la atención que nombrase la torre de las Palomas y que Badajoz la circundaban dos murallas.

Espero que alguno de los asiduos del blog nos verse sobre esta Torre de las Palomas, ya que lo único que conozco es que esta atalaya está, o pudo estar, donde se encuentra la actual campus universitario.